La única historia
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Esta es mi segunda inmersión en la literatura de Julian Barnes y he de decir que consigue, de nuevo, tras la maravillosa El sentido de un final, que me haya sentido completamente atrapado y sin ganas de huir. En el polo opuesto de la decepción. Cosa que sí me ha sucedido con autores con cuya primera obra que les leí acabé fascinado y, con la siguiente, acabé mi relación con ellos (lo siento CRZ, donde quiera que estés). En este caso, no quería que acabase y he asistido a esta breve pero potente historia con una conexión completa, una profunda empatía con Paul y una compasión resignada por Susan.Pero, ¿por qué?

A destacar
- Novela de personajes
- Relación asimétrica
- Amor sin pamplinas
Sobre el autor
Julian Patrick Barnes (Leicester; 19 de enero de 1946) es un novelista británico, ganador del Premio Booker 2011 por El sentido de un final.2
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Lionel Asbo. El estado de Inglaterra
Canetenovela
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Martin Amis es uno de esos autores que siempre han estado en mi radar. O, al menos, desde que supe que era uno de los autores de cabecera de un excompañero de curro reconvertido en amigo. Durante los años que trabajamos juntos se debió leer tres cuartas partes de la bibliografía del autor inglés y yo no le di nunca una oportunidad.Sin embargo, hace poquito, en una de mis razzias me dio por lanzarme a una primera inmersión en el mundo Amis. Escogí Lionel Asbo. El estado de Inglaterra y durante su lectura me recordó a mi esperpéntico primer viaje a aquel país cuando tenía 19 años en que crucé mi camino con una recua de Hooligans intrusivos (una señora borracha se me subió encima grotescamente mientras viajaba en tren gritando cosas en inglés que apenas entendía porque solo sabía palabras como fuck, shit, etc) o con un jovencito alcoholizado que avanzaba hacia mí con la camisa desgarrada y una ceja sangrante, como un remedo de zombie Walking dead, en una zona de bares. En fin, escenas jardín de las delicias bosconiana.
Sin embargo, recuerdo aquel viaje con el cariño del flipe, y la lectura de esta novela me ha dejado un buen sabor de boca y su protagonista, ese tal Lionel Asbo, como el catalítico de lo más extremo y esperpéntico de la Inglaterra actual. Aunque a muchos críticos no les haya gustado.

A destacar
- Sátira
- Familia
- Personajes extremos
Sobre el autor
Martin Amis (Swansea, Gran Bretaña, 25 de agosto de 1949–Lake Worth, 19 de mayo de 2023)12 fue un novelista británico.
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Paratextos
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Aparte del cuerpo principal del contenido de una novela, su historia, la trama, el argumento, lo que compone la narración, suelen acompañar a la edición multitud de textos que pueden participar de la historia o no, pero seguro que añaden contexto al todo que formará la edición. Este conjunto de textos se denomina Paratextos.
Y, ¿qué quiero decir con que pueden participar de la historia o no? Muy sencillo, elementos como las citas (sean canciones, poemas, dichos o sentencias de sabios), por poner un ejemplo, estarán emparentados directamente con la historia.
En la novela de Lionel Shriver, Tenemos que hablar de Kevin, la cita que abre la narración es de Erma Bombeck y dice así: un niño necesita más vuestro amor cuando menos lo merece. Por supuesto, tiene todo que ver con la narración. Digamos que participa completamente.
En cambio, otros paratextos no participan para nada en la historia aunque sí añaden contexto. Por ejemplo, los prólogos de otros autores que presentan la historia que viene a continuación, hablan maravillas del autor o simplemente explican la peripecia del libro hasta ser publicado (me viene a la mente en este caso el prólogo de La conjura de los necios). También las bibliografías en el caso de que la obra sea de no ficción… etc…

Envoltorio
En mi caso, no me gusta envolver el texto de demasiadas cosas que distraigan de la historia que quiero contar. Hay autores a los que se les va la mano con las citas, desde mi punto de vista, claro (como a Stephen King) y otros que ni tan siquiera piensan que deban de añadir, después de escribir «fin» a su historia nada más.
Sin embargo, para mi próxima novela, que estoy preparando ahora mismo, he añadido dos paratextos a la cita (el fragmento de un poema) que abre mi historia.
Por un lado, algo muy anglosajón y que no se estilaba mucho entre los autores castizos: los agradecimientos. Supongo que por contagio, ahora no habrá título de autor español que los olvide, pero en mi caso no los he añadido por compromiso o por contagio. En mi caso, los he añadido porque realmente creo, sé, que esta próxima novela no podría salir si no fuera por las personas que menciono. Y, siempre he pensado, que es de buen nacido ser agradecido.
También y si antes citaba a King para que ejemplificara el exceso de citas, ahora lo citaré para el último paratexto que he añadido. Gracias a él, quizá porque fue en sus novelas donde primero lo vi, que me encanta saber cosas externas a la novela o a la historia que cuenta, pero que están directamente relacionadas. Por ejemplo, cómo se gestó la historia, o de dónde viene tal o cuál rasgo, en qué momento vital estaba el autor cuando la escribió… A esto se le llama nota de autor.
No añadí ninguna nota de autor a mi trilogía, pero sí lo hice con mi libro de cuentos «Nunca supe escrivir». Lo hice por dos motivos, el primero mucho más superficial, porque necesitaba que el conjunto de los tres relatos tuviese más extensión de la que tenía. El segundo, porque necesitaba ponerle un contexto a cada relato dentro de mi recorrido como escritor. No en vano, eran cuentos que había escrito 20 años antes de su publicación.
Ahora, añado una nota de autor a esta novela porque pertenece a un género, la autoficción, que siempre me ha producido urticaria. Para explicar por qué me decidía a escribir algo que de primeras no casaba conmigo, necesitaba un espacio fuera de la propia novela. De ahí esa nota de autor.
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El asesino de mujeres
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El asesino de mujeres de Martina Cole tenía muy buena pinta. Por eso lo compré, claro. No sabía nada prácticamente de él más allá de lo descriptivo del propio título, que, para alguien a quien le apasionan los asesinos en serie, pues ya suena prometedor.Sin embargo, conforme me sumergí en la trama empecé a encontrarme con elementos que acabaron convirtiéndola en la peor novela leída en lo que llevo de año.

A destacar
- Asesino en serie
- Novela negra
Sobre el autor
Martina Cole, nacida en Essex en 1959, es una de las grandes voces de la novela negra británica. Además de a la escritura, Cole se dedica a los negocios y también al ámbito televisivo, para el que ha llegado a presentar programas.
Su carrera literaria comenzó a despuntar en 1991 cuando su manuscrito de Dangerous Lady fue aceptado por un agente literario, gracias al cual la obra vería la luz un año después.
Desde entonces ha publicado otras novelas como Más cerca, El jefe, El asesino de mujeres, Chicas malas o Traición, entre muchas otras. Muchas de sus obras han sido traducidas a las principales lenguas, además de haberse convertido algunas de ellas en obras de teatro y series televisivas.
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Los destrozos
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Bret Easton Ellis se ha caracterizado siempre por ser un escritor polémico, sin pelos en la lengua y con una mirada entre nihilista y despiadada hacia la realidad y hacia sus protagonistas. Desde que publicó, siendo un chavalito, Menos que cero donde un grupo de adolescentes pijos de Los Ángeles en los 80 (tenemos un calco en Historias del Kronen aquí en España) se dedicaban a ir de fiesta, follar, drogarse y, al fin y al cabo, vivir alienados en sus jaulas de oro, sus novelas han despertado siempre un profundo interés.He leído la gran mayoría (desde las más conocidas, como American Psycho, hasta las menos como Suites imperiales o Lunar Park), y, desde mi punto de vista, son bastante irregulares, teniendo en cuenta la calidad que ha demostrado alcanzar en alguna de sus obras. Así que puedo decir con total convicción que Los destrozos es la mejor de las novelas que le he leído y eso es por una serie de motivos.

A destacar
- Narrador poco fiable
- Autoficción más cercana a la ficción que la biografía
- Asesino en serie
- En algunos momentos roza la novela de terror
Sobre el autor
Bret Easton Ellis (Los Ángeles, 7 de marzo de 1964) es un novelista estadounidense, considerado el mayor exponente de la generación X en literatura, y uno de los autores posmodernos más relevantes de la actualidad. Escritor polémico, ha dejado a pocos lectores indiferentes, suscitando críticas negativas y positivas por igual. Ha sido considerado por algunos críticos como el nuevo Ernest Hemingway, para luego ser relegado a un segundo plano por muchos debido a la supuesta frialdad y escabrosidad de su prosa. Es, además, periodista, ensayista, editor de revistas literarias, conferenciante y académico.2
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El túnel
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Hace poco he puesto remedio a una deuda con mi lista de pendientes que ya era excesiva y amenazaba con causarme cierto sonrojo. Mi procrastinación no tenía nada que ver con la pereza que supondría enfrentarse a un novelón de 1000 pagínas porque esta apenas tiene 200. Más que una novela es una nouvelle. Tampoco con su temática ya que podría decirse que cae cerca sino dentro del perímetro del True Crime, aunque sería anacrónico referirse a ella dentro de este género, pues no es true, aunque haya crime. Y a mí me encanta este género o cualquiera que se base en crímenes.El caso es que no tengo razones y, menos después de leerla, para entender por qué no la leí antes. Quizá es que estaba esperando agazapada a que llegase el momento adecuado y el lugar oportuno. Condiciones sine qua non para que se produzca la chispa del éxito o, en este caso, del enamoramiento. Porque sí, está novela, me ha enamorado. Pero, ¿por qué?

A destacar
- Novela psicológica
- Fascinación ante lo despreciable
- Bajada a los infiernos
En primera persona, Juan Castel, un pintor de renombre, nos confiesa por qué se encuentra en la cárcel. Ha asesinado a su amante y ahora debe permanecer aislado de la sociedad. No temáis esto no es un spoiler ya que Castel lo confiesa en la primera página. Es más bien lo que dará forma a toda la novela.
Entramos pues, en el mundo del suspense sin que este sea tampoco el motor principal de la trama. Sabemos qué ha pasado y quién es responsable, pero no sabemos por qué. La respuesta a esta pregunta es El túnel y el viaje por la intrincada mente de Castel el objetivo.
A través de esa primera persona y de su mentalidad, sus pensamientos, sus sentimientos, sus relaciones con otros personajes, recorremos el retrato psicológico de un artista que queda prendado en una de sus exposiciones de la que será su víctima. María Iribarne fue la única espectadora que Castel pensó que pudo entender uno de sus cuadros. A través de esta epifanía, empieza el marcaje de Castel que se desvivirá primero por conocerla, después por verterse en su vida y finalmente por poseer todos los aspectos de su persona hasta el punto de no poder soportar más los celos que le crea el no poder conseguirlo.
Castel se muestra así como un ser obsesivo, caprichoso, ególatra, misógino… Las preguntas que me iba haciendo conforme leía su confesión eran, ¿cómo es posible que pueda soportar seguir leyendo un personaje tan abyecto? ¿qué hay en este personaje, en esta manera de pensar, en este exceso, en este falso arrepentimiento que me haga continuar queriendo saber por qué llegó a hacer lo que hizo? Si ya sé lo que hizo.
Ahí radica el talento de Sábato con su personaje, en ese retrato psicológico que te hace odiarlo por momentos, rechazar la grima que provoca, refrenar la ira que despierta e, incluso, comprender, si eso es posible, por qué sientes también cierta compasión.
Una novela que se lee de una sentada y que te atrapa en el túnel por el que transitan estos dos personajes desde que se conocen, un túnel que acabará abruptamente y no lo hará con una salida al exterior y a una luz esclarecedora.
Sobre el autor
Ernesto Sabato ([‘saβato];2 Rojas, 24 de junio de 1911–Santos Lugares, 30 de abril de 2011)3 fue un escritor, pintor y físico argentino. Su obra narrativa consiste en tres novelas: El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador. También se destacó como ensayista en libros como Uno y el Universo, Hombres y engranajes, El escritor y sus fantasmas y Apologías y rechazos, en los que reflexiona sobre la condición humana, la vocación de la escritura o los problemas culturales del siglo xx. Fue el segundo argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes (1984) luego de Jorge Luis Borges (1979).
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Criopolis
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Qué bien me ha sentado volver a territorios Bujoldianos después de tanto tiempo y descubrir que todavía puedo disfrutar no solo de esta clase de ciencia ficción, aventuras galácticas, sino también de una autora como Bujold y de su personaje más emblemático: el hiperactivo e inteligente, además de pequeño gran auditor imperial, Miles Vorkosigan.

A destacar
- Ciencia ficción
- Aventuras
- Complot político-corporativo
- Miles Vorkosigan
Sobre el autor
Lois McMaster Bujold nació en Columbus (Ohio) en 1949. La crítica y el público la reconocen, unánimemente, como una de las mejores narradoras de la ciencia ficción de aventuras de los últimos años. Su obra se ha centrado en la serie protagonizada por Miles Vorkosigan, una saga de divertidas aventuras espaciales tratadas con ironía y humor. La serie ha obtenido gran éxito popular como atestiguan las impresionantes cifras de ventas y los muchos galardones: cuatro premios Hugo, dos Nebula, dos Locus y un Analog.
En 1992, apareció su primera novela de fantasía histórica, The Spirit Ring, ambientada en la Italia renacentista. Su más reciente obra es The Curse Of Chalion, inspirada en leyendas medievales hispánicas.
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Corrección
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Una de las fases indispensables del proceso de publicación es la corrección. Esta sucede cuando el trato entre el editor y el autor se ha cerrado y se han cumplido lo que hayan pactado sobre la entrega de manuscrito. Es decir, hay veces que el editor se hace con los derechos cuando el texto no está escrito o cuando va por la mitad o, incluso cuando ya se ha hecho con los derechos, todavía faltaría que el editor le proponga cambios al autor relacionados con la trama, con personajes, si faltan o sobran escenas (bueno, ese es el trabajo que tendría que hacer un editor, pero esto está en peligro de extinción)…
La corrección, por tanto, se produce cuando se da por cerrado el texto, cuando el autor decide que aquello ya está listo para que no se lea solo en petit comité para que sea público (publicar, vamos). Se entrega entonces a un profesional de la corrección el archivo sin maquetar y se le da una primera corrección que será obligatoriamente ortográfica y opcionalmente, dependiendo del texto, de estilo.
Ortográficamente no creo que tenga más misterio. Por utilizar un término militar que lo describe a la perfección: peinar el texto (siempre me viene a la cabeza la imagen de la parodia de Star Wars, Star Balls en que dicen: hay que peinar el desierto y en la siguiente escena están los soldados haciéndolo literalmente con peines enormes). Es decir, cribar el texto para encontrar los errores ortográficos y gramaticales que siempre se encuentran.
Una corrección de estilo, en cambio, pone el foco en otras cosas como la sintaxis, la extensión de la frase, el uso correcto de términos o, incluso errores de traducción o errores de conocimiento del autor. Por poner un par de ejemplos de estos dos últimos. En una novela publicada por Anagrama de un autor en lengua inglesa, se mencionaba uno de los cayos de Florida y se le nombraba erróneamente. Se hablaba de Cayo hueso, el más occidental de esas islitas y el mas cercano a Cuba, utilizando la traducción del nombre en ingles, Key West, es decir, Cayo Oeste. Este error de traducción no fue subsanado por una corrección de estilo y se publicó así (con lo bonito que es el nombre en castellano en comparación con lo prosaico del inglés).
El otro ejemplo que quería mencionar y que también he visto en una novela tiene que ver con la poca rigurosidad o la falta de conocimiento del autor. Explico: novela cuya acción se desarrolla en el intervalo entre la 1a y 2a Guerra Mundial. Cuando los protagonistas se referían a la 1a GM lo hacía así: 1a Guerra Mundial, cuando todavía no había habido una segunda… ¿cómo sabían que habría dos? Pues no lo sabían igual que el autor no sabía que antes de la 2aGM a la 1aGM se la llamaba la Gran Guerra.
Tras esa primera corrección ortográfica y, opcionalmente de estilo, y tras enviar el texto con los cambios marcados al autor para que los acepte o no, se maqueta el texto. Entonces se vuelve a leer y a corregir, peinando de nuevo el texto y poniendo el foco también en cómo queda la maqueta. Que no haya viudas, que no haya huérfanas (tres o cuatro palabras sueltas al inicio de página o al final). Que no se acumulen los guiones en la última palabra de una frase, que no haya venas… En fin, que la mancha que produce en la página la caja, esté correcta. Y a la vez, acabar de cazar los errores ortográficos que queden… Y este proceso puede hacerse unas cuantas veces… se las llama primeras, segundas, terceras… etc. Y su conjunto, corrección ortotipográfica.
Tras esto se cierra el texto y, por ese lado, ya se podría enviar a impresión. Aun así, se cuelan errores y nunca se encontrará un texto que esté perfecto. Es más, cuantas más correcciones se le hagan a un texto más caro será… por lo que en muchas ocasiones este proceso no es así… En la editoriales de autopublicación por ejemplo, hacen una pasadica y tira. Así te sacan más cuartos…

Sacabó
Quien haya ido siguiendo un poco este blog sabrá que pretende ser un diario de escritura y publicación. Ha llegado el punto de desenredarse de la maraña de expectativas que supone el término publicación y acogerse a otro: autopublicación.
Me puse de término para recibir respuesta de las editoriales un lapso de 4 o 5 meses. Es el lapso que sospecho fehacientemente (no tengo pruebas pero tampoco dudas) que dura su evaluación y su respuesta. Positiva o negativa. Si hubiese recibido una respuesta negativa (el silencio ya vale como tal) no hubiese habido cambios en lo que cuento. Si hubiese sido positiva por el término autopublicación se hubiese quedado en un cajón.
El caso es que, al no recibir respuesta, he puesto a rodar el proceso (algo que me ha pasado factura anímica en la reentré: no sabéis la pereza que me daba).
Para mis novelas anteriores la fase de corrección ha sido más de andar por casa. O la he hecho yo o la ha hecho algún colega que tiene conocimientos suficientes pero que no se ha dedicado de manera profesional a la corrección nunca.
Eso me ha acarreado algún problema. De hecho, con Máscaras recibí una valoración de un lector que le ponía dos estrellas porque aunque la historia era magnífica (sic), la gramática era una mierda. Me puse en contacto con él y me envió una lista de errores que me dejó francamente sorprendido. Había leído Máscaras y se me habían pasado… no soy corrector, aunque alguna vez, durante un año, ejercí de ello. Al César lo que es del César a los correctores lo que es de los correctores.
Después de aquello, tuve mucho más cuidado y conseguí reducir mucho los errores.
Ahora sin embargo, he querido contar con un trabajo profesional y he contratado a una empresa de servicios editoriales que se dedica a la corrección. Me han enviado un presupuesto que sobrepasaba mis expectativas de gastos, pero pensé, qué coño, esta sí. Les ayudo a ellos y la novela va a quedar fetén.
Además, tengo la suerte de contar con un canal directo con la correctora que me esta mandando dudas y con la que estoy en contacto cercano. Esto me está ayudando tanto a revisitar el texto como a ver más de cerca ese trabajo tan invisible (cuando está bien hecho) como es la corrección.
La verdad, me siento un privilegiado.
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Guerra mundial Z
Canetenovela
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Facebook no es lo que ers y ahora solo sirve, al menos para mí, para mirar recuerdos... hoy he visto uno que trataba de un libro y me ha parecido lo suficiente bueno como para ponerlo aqui. Se trata de un recuerdo de 2016 que alude a una lectura de 2011, espero que os guste..

A destacar
- Zombies
- Relatos
- Caleidoscopio
Sobre el autor
Maximillian Michael Brooks (Nueva York, 22 de mayo de 1972), más conocido como Max Brooks, es un escritor, guionista y actor de voz estadounidense. Es conocido por su novela Guerra mundial Z: Una historia oral de la guerra zombi, que tuvo una adaptación cinematográfica en 2013. Es hijo del director Mel Brooks y de la fallecida actriz Anne Bancroft.
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Orlando
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Vaya sorpresa me he llevado con el Orlando de Virginia Woolf. Teniendo en cuenta el periodo reaccionario en el que estamos inmersos, decidí que ya era hora de zambullirme en una obra tan insigne como esta.Como sucede con muchas obras insignes (quizá el ejemplo más claro para mí fue lo que me sucedió con el Frankenstein de Mary Shelley) crees que lo sabes todo y no tienes ni idea. Yo me esperaba una obra vetusta y seria, un clásico con todos los elementos que hacen que, en muchas ocasiones, los clásicos me produzcan urticaria. Pero por suerte no fue así.

A destacar
- Fantasía
- LGTBIQ+
- Humor
- Parodia
Sobre el autor
Adeline Virginia Woolf (con apellido de nacimiento Stephen, Londres, 25 de enero de 1882–Lewes, Sussex, 28 de marzo de 1941), más conocida como Virginia Woolf, fue una escritora británica, autora de novelas, cuentos, obras teatrales y demás obras literarias; considerada una de las más destacadas figuras del vanguardista modernismo anglosajón del siglo xx y del feminismo internacional.4
Durante el período de entreguerras, Woolf fue una figura en la sociedad literaria de Londres y miembro del grupo de Bloomsbury. Sus obras más famosas incluyen las novelas La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando: una biografía (1928), Las olas (1931), y su breve ensayo Una habitación propia (1929), con su famosa frase «Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción».5 Fue redescubierta durante la década de 1970 gracias a ese mismo ensayo, uno de los textos más citados del movimiento feminista, el cual expone las dificultades de las mujeres.
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