¿Y qué más?
Aparte del cuerpo principal del contenido de una novela, su historia, la trama, el argumento, lo que compone la narración, suelen acompañar a la edición multitud de textos que pueden participar de la historia o no, pero seguro que añaden contexto al todo que formará la edición. Este conjunto de textos se denomina Paratextos.
Y, ¿qué quiero decir con que pueden participar de la historia o no? Muy sencillo, elementos como las citas (sean canciones, poemas, dichos o sentencias de sabios), por poner un ejemplo, estarán emparentados directamente con la historia.
En la novela de Lionel Shriver, Tenemos que hablar de Kevin, la cita que abre la narración es de Erma Bombeck y dice así: un niño necesita más vuestro amor cuando menos lo merece. Por supuesto, tiene todo que ver con la narración. Digamos que participa completamente.
En cambio, otros paratextos no participan para nada en la historia aunque sí añaden contexto. Por ejemplo, los prólogos de otros autores que presentan la historia que viene a continuación, hablan maravillas del autor o simplemente explican la peripecia del libro hasta ser publicado (me viene a la mente en este caso el prólogo de La conjura de los necios). También las bibliografías en el caso de que la obra sea de no ficción… etc…

Envoltorio
En mi caso, no me gusta envolver el texto de demasiadas cosas que distraigan de la historia que quiero contar. Hay autores a los que se les va la mano con las citas, desde mi punto de vista, claro (como a Stephen King) y otros que ni tan siquiera piensan que deban de añadir, después de escribir «fin» a su historia nada más.
Sin embargo, para mi próxima novela, que estoy preparando ahora mismo, he añadido dos paratextos a la cita (el fragmento de un poema) que abre mi historia.
Por un lado, algo muy anglosajón y que no se estilaba mucho entre los autores castizos: los agradecimientos. Supongo que por contagio, ahora no habrá título de autor español que los olvide, pero en mi caso no los he añadido por compromiso o por contagio. En mi caso, los he añadido porque realmente creo, sé, que esta próxima novela no podría salir si no fuera por las personas que menciono. Y, siempre he pensado, que es de buen nacido ser agradecido.
También y si antes citaba a King para que ejemplificara el exceso de citas, ahora lo citaré para el último paratexto que he añadido. Gracias a él, quizá porque fue en sus novelas donde primero lo vi, que me encanta saber cosas externas a la novela o a la historia que cuenta, pero que están directamente relacionadas. Por ejemplo, cómo se gestó la historia, o de dónde viene tal o cuál rasgo, en qué momento vital estaba el autor cuando la escribió… A esto se le llama nota de autor.
No añadí ninguna nota de autor a mi trilogía, pero sí lo hice con mi libro de cuentos «Nunca supe escrivir». Lo hice por dos motivos, el primero mucho más superficial, porque necesitaba que el conjunto de los tres relatos tuviese más extensión de la que tenía. El segundo, porque necesitaba ponerle un contexto a cada relato dentro de mi recorrido como escritor. No en vano, eran cuentos que había escrito 20 años antes de su publicación.
Ahora, añado una nota de autor a esta novela porque pertenece a un género, la autoficción, que siempre me ha producido urticaria. Para explicar por qué me decidía a escribir algo que de primeras no casaba conmigo, necesitaba un espacio fuera de la propia novela. De ahí esa nota de autor.
Compartir