agosto 23, 2024| Reseñas|7 Minutes

El imperio del vampiro

Jay Kristoff

No tenía la menor intención de leer El imperio del vampiro de Jay Kristoff hasta hará unas pocas semanas. Por supuesto, sabía que existía, lo había visto por ahí, pero no estaba dentro de mis objetos de deseo en esto de leer. Sin embargo, a raíz de la presentación de No es como la esperábamos, mi primo, lector constante cuando le dejan, me la recomendó y, otro día que quedamos a comer, me la trajo.No sabía nada de la historia y lo que me sedujo fue el objeto libro en sí (ya ves tú qué prosaico, pero así fue): su peso, su ilustración de portada y su extensión. Perfecto para agosto. También, por supuesto, el título me acabó de convencer: hacía mucho que no leía nada de vampiros. Y qué sorpresa me he encontrado...

A destacar

  • Fantasía de espada y brujería
  • Grimdark
  • Religión, folclore y mitología muy trabajados y atractivos
Cuatro pinceladas acerca de su argumento.
La acción arranca cuando Gabriel de León, el último de los santos de planta (¿qué será eso? Empezamos fuerte) es capturado y obligado a contar su historia. A partir de ahí se dislocará la trama en tres momentos entrelazados: su iniciación como santo de plata, su contacto con «El grial», elemento que puede acabar con la muerte de los días (un fenómeno atmosférico que sucedió hace 27 años  y que permite que todos los vampiros de cualquier clase y condición caminen durante el día y acaben con los reinos humanos) y el presente de la novela en que nuestro protagonista, como decía, Gabriel de León es prisionero de un vampiro que le obliga a que le cuente su historia.
No contaré más, creo que tiene suficiente atractivo y la manera de entrelazar los diferentes momentos ayuda a contextualizar ese mundo rico en detalles que nos propone Kritoff. Porque sí, creo que a esta novela no le sobra mucho teniendo en cuenta todo el escenario que nos plantea: un mundo medieval en caída libre desde la muerte de los días que cuenta con numerosos detalles políticos (quien manda), sociales (jerarquías y clases), religiosos (una fe parecida al cristianismo y sus dogmas y cuentos) y folclóricos (vampiros y sus castas, criaturas diversas, lugares mágicos). A eso hay que sumarle las fuerzas vampíricas de diferentes familias asediando los reinos humanos y prometiendo su caída inexorable. En ese sentido tiene un toque apocalíptico muy habitual en las historias de zombis. Algo que desde mi perspectiva, le aporta atractivo.
Por otro lado, los dos narradores, uno omnisciente que nos habla del momento en que Gabriel se entrevista con Jean-Fançoise (al vampiro del que es prisionero) y el propio Gabriel que nos cuenta los dos momentos en su historia, enriquecen la historia de una manera peculiar. Y digo peculiar porque la mayoría de las veces en que me he encontrado este recurso, me ha chirriado y me ha hecho pensar en la poca destreza del autor. Algo que no sucede con Kristoff, que controla muy bien el ritmo y la acción y el recurso del narrador omnisciente le permite proporcionarle al lector pequeñas burbujas de oxígeno cuando la densidad amenaza con ahogarle.
Por otro lado, a pesar de que la perspectiva parte de una primera persona, los personajes son ricos en matices y cambian a lo largo de la trama, algo muy deseable cuando te enfrentas a 930 páginas.
Añado un par de anotaciones para finalizar. La violencia, el sexo y la brutalidad es explicita sin ser urticante. En ese sentido me recuerda a Lord Grimdark, ya sabéis, el bueno de Abercrombie que es un maestro en estas lides.
Y, la misoginia. He leído en alguna crítica que esta obra lo es y no solo en su superficie sino en su fondo: profundamente misógina. Quizá es porque por mi propio sesgo de hombre cis tengo puestas las anteojeras de un burro, pero yo no la he apreciado. Es cierto, es un mundo misógino el que nos describe, un mundo medieval, patriarcal y lúgubre, como lo pudo ser nuestro pasado medieval o como puede ser el mundo en que vivimos ahora. Pero la actitud del protagonista no creo que sea machista o misógina, más bien creo que intenta enmendarse o al menos tomar consciencia de lo machista del mundo en que vive. Algo que intentamos hacer muchos. Tengo la sensación ultimamente de que se confunde la forma con el contenido. No por describir algo machista se es machista… En fin que no me lío…
Una buena novela, disfrutable, devorable y que deja con ganas de más.

Sobre el autor

Kristoff nació en Perth, Australia, en 1973.2​ Ya desde niño, Kristoff leía con frecuencia y jugaba a juegos de mesa,3​ incluyendo Dragones y Mazmorras.4​ Kristoff es de 6’7″ de altura.5​ Se graduó de la universidad con un grado de arte.6​ Trabajó en publicidad creativa para la televisión durante once años antes de comenzar su carrera literaria.7​ Vive en Melbourne, Australia, con su esposa y un Jack Russell Terrier, de nombre Samwise.


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