noviembre 9, 2023| Reseñas|5 Minutes

El túnel

Ernesto Sábato

Hace poco he puesto remedio a una deuda con mi lista de pendientes que ya era excesiva y amenazaba con causarme cierto sonrojo. Mi procrastinación no tenía nada que ver con la pereza que supondría enfrentarse a un novelón de 1000 pagínas porque esta apenas tiene 200. Más que una novela es una nouvelle. Tampoco con su temática ya que podría decirse que cae cerca sino dentro del perímetro del True Crime, aunque sería anacrónico referirse a ella dentro de este género, pues no es true, aunque haya crime. Y a mí me encanta este género o cualquiera que se base en crímenes.El caso es que no tengo razones y, menos después de leerla, para entender por qué no la leí antes. Quizá es que estaba esperando agazapada a que llegase el momento adecuado y el lugar oportuno. Condiciones sine qua non para que se produzca la chispa del éxito o, en este caso, del enamoramiento. Porque sí, está novela, me ha enamorado. Pero, ¿por qué?

A destacar

  • Novela psicológica
  • Fascinación ante lo despreciable
  • Bajada a los infiernos

En primera persona, Juan Castel, un pintor de renombre, nos confiesa por qué se encuentra en la cárcel. Ha asesinado a su amante y ahora debe permanecer aislado de la sociedad.  No temáis esto no es un spoiler ya que Castel lo confiesa en la primera página. Es más bien lo que dará forma a toda la novela.

Entramos pues, en el mundo del suspense sin que este sea tampoco el motor principal de la trama. Sabemos qué ha pasado y quién es responsable, pero no sabemos por qué. La respuesta a esta pregunta es El túnel y el viaje por la intrincada mente de Castel el objetivo.

A través de esa primera persona y de su mentalidad, sus pensamientos, sus sentimientos, sus relaciones con otros personajes, recorremos el retrato psicológico de un artista que queda prendado en una de sus exposiciones de la que será su víctima. María Iribarne fue la única espectadora que Castel pensó que pudo entender uno de sus cuadros. A través de esta epifanía, empieza el marcaje de Castel que se desvivirá primero por conocerla, después por verterse en su vida y finalmente por poseer todos los aspectos de su persona hasta el punto de no poder soportar más los celos que le crea el no poder conseguirlo.

Castel se muestra así como un ser obsesivo, caprichoso, ególatra, misógino… Las preguntas que me iba haciendo conforme leía su confesión eran, ¿cómo es posible que pueda soportar seguir leyendo un personaje tan abyecto? ¿qué hay en este personaje, en esta manera de pensar, en este exceso, en este falso arrepentimiento que me haga continuar queriendo saber por qué llegó a hacer lo que hizo? Si ya sé lo que hizo.

Ahí radica el talento de Sábato con su personaje, en ese retrato psicológico que te hace odiarlo por momentos, rechazar la grima que provoca, refrenar la ira que despierta e, incluso, comprender, si eso es posible, por qué sientes también cierta compasión.

Una novela que se lee de una sentada y que te atrapa en el túnel por el que transitan estos dos personajes desde que se conocen, un túnel que acabará abruptamente y no lo hará con una salida al exterior y a una luz esclarecedora.

Sobre el autor

Ernesto Sabato ([‘saβato];2​ Rojas24 de junio de 1911Santos Lugares30 de abril de 2011)3​ fue un escritorpintor y físico argentino. Su obra narrativa consiste en tres novelas: El túnelSobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador. También se destacó como ensayista en libros como Uno y el UniversoHombres y engranajesEl escritor y sus fantasmas y Apologías y rechazos, en los que reflexiona sobre la condición humana, la vocación de la escritura o los problemas culturales del siglo xx. Fue el segundo argentino galardonado con el Premio Miguel de Cervantes (1984) luego de Jorge Luis Borges (1979).


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