noviembre 22, 2023| Reseñas|7 Minutes

El peligro de estar cuerda

Rosa Montero

Nunca había leído ningún título de ficción de Rosa Montero. Mi relación más cercana se reducía a leer alguno de sus artículos o sus columnas y escribirle, en nombre del dueño de la editorial en la que trabajaba, cartas que acompañaban libros obsequio de esa editorial que estoy más que seguro que no habrá abierto.Así que cuando salió este El peligro de estar cuerda, pensé: ya es hora. Y más porque es un libro sui generis en la bibliografía de Rosa Montero. Para empezar es un no ficción y, para seguir, tiene la pretensión de demostrar una idea con la que nunca me he sentido muy cómodo cuando no la he rechazado. Es decir, pretende establecer un vínculo a prueba de bombas entre la creatividad, el trabajo artístico y, sobre todo, esto de escribir que se empeñan en hacer los autores (yo entre ellos) y la salud mental o trastornos como la ansiedad, los ataques de pánico, la bipolaridad o las tendencias suicidas.Pero, ¿hasta qué punto lo consigue?

A destacar

  • No ficción
  • Relación arte, creatividad/ salud mental
Y esta demostración la llevará a cabo a través de las experiencias de su propia vida que se ajustan a lo que quiere demostrar y de los ejemplos que coge de vidas de otros autores (las de aquellos que han pasado por lo que trata de demostrar, por otro lado). No estoy seguro de que lo consiga porque centra sus esfuerzos en tomar ejemplos que lo demuestran y no hacer un muestreo de todos los autores que pueda haber. De esta manera, se crea una tendencia que justifica sus postulados, pero, por otro lado, la ingente tarea que sería coger a todos los autores y comprobar ese vínculo que trata de demostrar, no creo que sea abarcable ni que acabe de demostrar nada.
Por otro lado, lo mío tampoco tiene nada de objetivo ni neutral. El hecho de no haber experimentado trastornos psicológicos graves, depresiones o cualquiera de los ingredientes que se supone que los autores tienen que tener para ser creativos, me predispone a no aceptar que tenga que existir esa conexión. Al fin y al cabo, escribo y soy creativo. Aunque no me hagan ni puto caso. Así que si lo que no me sirve para aceptar la tesis de Montero, es decir, que me parece tendenciosa, tampoco me sirve para poder enarbolar, por ser tendencioso también, que mi rechazo sea más legitimo que su demostración.
Además, me niego a aceptar ese relato que romantiza las enfermedades mentales como foco de la creatividad. Una idea viejuna e instalada desde el romanticismo que sirve para crear una especie de halo místico alrededor de los autores y del que el marketing más chustero se aprovecha.
Significa todo esto que el libro no está bien. Para nada, he disfrutado mucho de la lectura y de la prosa de Rosa Montero. He disfrutado de anécdotas de su propia vida con las que hilvana su demostración así como con la tarea de documentación que ha llevado a cabo para entretejerlas con las de las vidas de los autores que sí experimentaron
Por otro lado, aunque no esté de acuerdo con su tesis principal, sí estoy de acuerdo con multitud de cosas de las que habla y pondré dos ejemplos. Por un lado, en un momento dado, habla de lo efímero de la importancia de los autores o de que incluso haya autores de los que nunca vayamos a saber por los caprichos del tiempo o de la fortuna y que nadie puede asegurar si nuestra obra es buena o mala. Tengo cierto encono con esto debido al comentario que hizo una vez un editor colega en el que aseguraba de forma irresponsable que si una obra no se había publicado es que no debía de publicarse. Una frivolidad sinsentido porque en el momento en que se publica una obra esa afirmación se falsa por sí misma. Y, claro, me da mucha rabia que un tipo que tiene el poder de publicar algo a su criterio tenga esta forma de pensar…
Por otro lado, confirmo otra de las cosas que cuenta Rosa montero. Cuando escribes suceden cosas extrañas que tienen que ver con lo que has escrito. Casualidades, coincidencias, sinsentidos que conectan tu realidad con la ficción que estás escribiendo. Doy fe de que sucede, de que me ha sucedido y de que no dudo que me sudecera.
En resumen, un buen libro de no ficción que no me atrevería a colocar en la balda de los ensayos pero que es muy disfrutable. Tanto como tendencioso…

Sobre el autor

Nació en el seno de una familia humilde. Hija de un banderillero y de una ama de casa. A la edad de cinco años escribió su primera novela. Ingresó en la Universidad Complutense de Madrid (en esa época Universidad de Madrid) en 1969. Inició sus estudios universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras con la intención de estudiar psicología y posteriormente periodismo. En 1970, con 19 años, comenzó a trabajar como periodista en diversos medios informativos, entre ellos, PuebloFotogramas y Posible.2​ Finalmente dejó los estudios de psicología, después de cuatro años, y se tituló en la Escuela Superior de Periodismo de Madrid. En la misma época universitaria colaboró con grupos de teatro independiente, como Canon o Tábano.


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