No mentirás
Blas Ruiz Grau
¿Qué le pasa a la novela negra española de autores "jóvenes"?¿Por qué no hay manera de encontrar un título una historia que no tienda al thriller más descabellado e inverosímil?¿Por qué están tan infladas esas novelas con escenas superfluas que no añaden nada ni a la construcción de personajes ni a la trama y entorpecen el ritmo pensando que cuanto más cosas pasen más acción hay?No tengo la menor idea, la verdad. Pero lo que más ojiplático me deja es el enorme éxito que acaban teniendo. Esta novela es una muestra de ello. Me la regalaron hace un par de años y ya iba por la 7a edición. No sé que debe ser lo que funciona, pero sí sé lo que no me funciona a mí. Y voy con ello...

A destacar
- Novela coral
- Thriller
- Asesino en serie
Primero unas pinceladas del argumento: un abogado exitoso, estúpido y plagado de manías recibe la noticia de que su padre, al que no ve desde hace 18 años, se ha suicidado. Ese será el pistoletazo de salida para acudir a un pueblito alicantino, Mors, donde empezarán a aparecer muertos por doquier. Cada uno asesinado al estilo de un asesino en serie famoso español. Aquí entra Nicolás Valdés que, por lo que veo, será el inspector/detective insignia de este autor. Jovencito y recién llegado de la capital del reino a esa ciudad de provincias, Nicolás, arrastra, como no, un traumazo del copón (todo este hilo argumental es lo que me hizo pensar que había una historia anterior, pero parece ser que no. Tampoco lo voy a averiguar, no me interesa lo más mínimo seguir con esta serie), que le lastrará a lo largo de la investigación de los asesinatos que muestra la novela.
Bien, ¿qué no funciona? Para empezar el dibujo psicológico de los personajes. Ni te los crees ni empatizas con ellos y esto, quizá, tenga que ver con que su abanico de emociones no está modulado. Es decir, pasan de la calma absoluta o de un comportamiento razonable, a ir espitados ante situaciones que no espitan. La exageración ante lo que les sucede si bien, en alguna circunstancia es necesaria (no todos los días te vas a encontrar un cadáver decapitado), en otras no y el hecho de que un personaje reaccione de manera desmesurada ante una situación que no lo justifica despoja de contenido a cuando sí lo justifica. Van pasados de vuelta la mayor parte del tiempo y son un poco bastante flipaos.
Que más, qué más: la trama, una mezcla de Copy cat y Las dos caras de la verdad en forma de batiburrillo con una génesis estúpida y plagada de suicidios. Si quieres fusilar argumentos de películas norteamericanas conocidas porque no se te ocurre uno propio, hazme el favor y tápate un poco. Quizá con un poco de talento, aunque se notase, se apreciaría que el autor le haya podido dar una vuelta de tuerca, pero no es el caso.
Quizá sí disimula con la sobredocumentación que distraerá a algunos lectores y hará que el engaño cuele, pero no hará nada a favor de la calidad de la escritura. Está muy bien que hayas preguntado como trabajan los forenses en una escena, pero de verdad me lo tienes que colar todo con pelos y señales. Buen trabajo chico, pero a mí con que me digas que la científica ha procesado la escena (4 palabras) y me ahorres dos páginas, pues ya me tienes ganado.
Y esto me lleva a quizá lo último por lo que naufraga esta novela: le sobran fácilmente 200 páginas. Escenas infladas, ni un ápice de talento para los diálogos, sobre explicación… En fin todos los errores de un escritor novato o, simplemente, malo.
¿Por qué la he acabado de leer y no la he dejado a medias? Quizá porque quería practicar mis habilidades de lectura en diagonal, quizá porque de lo contrario no podría haberme puesto a hacer esta reseña.
En fin, ponía el otro día en las stories de IG que más que titularse «No mentirás» debería titularse «No me leerás»… Lo suscribo y sigo preguntándome, ¿por qué tienen éxito semejantes bodrios?
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