Primeras impresiones
Una de las partes a las que quizá algún autor no le dé mucha coba es a la recepción que tiene su manuscrito, cuando todavía es un borrador, entre sus primeros lectores. En mi caso, confieso que empecé a prestar mis manuscritos cuando todavía eran borradores a partir de mi tercera novela y como me gustó la experiencia continué con los siguientes.
Creo que aprendí la importancia de las impresiones ajenas y sobre todo la humildad (o eso intenté) de reconocer que lo que había escrito, en muchas ocasiones, por más que a mí me sonase bien, me gustase el ritmo de la frase o no quisiera desprenderme de ella por pura cabezonería, no se entendía una mierda (como sucede con esta última frase, que no pienso cambiar). Escuchar lo que tienen que decir los primeros lectores, mientras tu manuscrito es un borrador y no el borrador definitivo, es imprescindible.
Por supuesto, escuchar no significa necesariamente conceder. Está claro que todos tenemos afinidades con lectores o, aunque estas afinidades no existan, sí sabes qué lector puede disfrutar qué y lo contrario. Por eso la información que te dé es muy valiosa tanto en positivo como en negativo. Sobre todo si tienes dudas con lo que has escrito o con alguna de sus partes. Sobre todo si has tomado algún riesgo a la hora de escribir.

Piel de elefante
Por supuesto, aparte de todo lo que me parece importante ante la gestión de las expectativas y la frustración, añado la gestión de la crítica. Con el tiempo y la exposición que ha supuesto escribir, he podido aprender mucho y desarrollar un grosor de piel que me permite estar protegido que no ser inmune ante las críticas (sobre todo las gratuitas y destructoras).
Cada lector es dueño de la historia que le cuentas una vez la has contado y la tratará como quiera. Eso me parece bien. Yo también lo hago. Pero de nuevo, no tengo por qué estar de acuerdo. Y eso, aparte de mi propia seguridad en mi mismo, de la confianza en la historia y del trabajo detrás, me salva del pozo de la decepción, humillación, desespero y miedo que pueda causar una mala crítica.
Así que estoy encantado con recibir cualquier opinión. Lo que me importa es que me lean y que, sobre todo en esta fase, lo que me puedan decir, me sirva para mejorar, según mis criterios, lo que he escrito antes de que sea público…
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