¡Por fin!
Cuando me planteé escribir este blog lo hice con la idea de que fuera un testimonio de los pasos que iba dando desde que daba por zanjada la tarea de escritura hasta que el borrador (así lo denominaba entonces) pasase a ser un libro.
Como se puede comprobar a través de la lectura de las entradas desde la primera hasta esta, el proceso ha transitado por diferentes etapas. Ese tipo de encrucijadas que dependiendo del resultado que arrojan te desvían o, mejor dicho, te dirigen hacia uno y otro lugar.
Dicen que el objetivo nunca es. en realidad. un fin en sí mismo sino que el viaje hasta conseguirlo o no (otra encrucijada) es lo realmente importante. He de decir, sin sonar excesivamente victorioso, porque desde el principio supe que entre las opciones que tenía siempre llegaría a mi objetivo, es decir, a la publicación, que la anterior frase es verídica: el viaje que emprendí ha sido el mejor fin que el objetivo.
Y el resultado es que No es como la esperábamos ya está disponible para cualquiera que le quiera dar una oportunidad.

De contra. Esto no ha acabado
Podría decirse entonces que si ya he cumplido con la razón de ser de este blog, un diario de publicación, debería bajar la persiana y dejar de daros la turra con esto. Pero nada más lejos de mi intención. La publicación es también todo lo que viene después:
¿Qué vas a hacer para difundir el libro? (marketing que lo llaman y a lo que le tengo una ojeriza de conjuntivitis).
¿Qué recepción tiene la obra?
¿Qué posibilidades se abren ante tí?
¿A qué dará pie?
En fin, un montón de interrogantes que estoy deseoso de contestar o, mejor dicho, de enfrentarme a ellos, de llegar a otra encrucijada y ver a dónde me lleva el desvío.
La verdad es que disfruto mucho con estas aventuras. Está claro que no dan de comer, pero no veáis si alimentan.
Lo último que diré por aquí y, para los que hayan llegado, es que No es como la esperábamos está en Amazon y, por supuesto, os invito a leerla…
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