Insistimos

febrero 28, 2024| Blog|4 Minutes

Distracciones

Siempre, bueno, al menos desde que lo descubrí, porque no lo he sabido siempre, me ha sorprendido, incluso fascinado, la capacidad de algunos escritores para compaginar el trabajo con la escritura. Es decir, pasarse un mínimo de 8 horas en un trabajo convencional y luego ponerte a escribir una novela es, cuando menos encomiable.

Cuando empecé a escribir Máscaras allá por el 2011 tenía un trabajo convencional. Acudí por dos trimestres a una escuela de escritura pensando que me ayudaría con la novela que tenía entre manos. Acabé dejándola porque era más una clase de literatura que una de escritura creativa y no me ayudó mucho a escribir, la verdad.

También dejé Máscaras aparcada cuando llevaba unas 60 páginas de word porque mis capacidades intelectuales no me daban para combinar las dos actividades. Así que hasta que no me echaron y yo decidí dedicar la indemnización por despido improcedente y el paro a mantenerme mientras escribía que no continué.

Proyecto 5

Ahora no tengo un trabajo convencional y me permite poder concentrarme en la escritura cuando lo deseo. No me sustrae las capacidades intelectuales que necesito ni aplasta mi ánimo como me ha sucedido en el pasado con otros trabajos. Algo por lo que estoy inmensamente agradecido.

Sin embargo, lo que no he conseguido compaginar hasta ahora y creo que no lo lograré, aunque tampoco tengo por qué hacerlo, es todo este proceso que he ido narrando desde principios del año pasado hasta hace poco más de un mes: la publicación de una novela. No he conseguido nunca desligarme intelectualmente del trabajo que conlleva de la tarea que implica la escritura de una novela nueva. Es como si no tuviera espacio en el cerebro o que no pudiera disociarme para hacer dos tareas para mí tan importantes como lo son la edición y publicación (y de paso la recepción de la nueva obra) de la escritura. Y me sorprende hasta la admiración que lo puedan hacer aquellos autores que me merecen la pena.

Por eso hasta ahora no me he podido sentar a retomar la tarea de continuar con la escritura de la continuación de No es como la esperábamos. Colgué los guantes en agosto para dedicarme a vacacionar en todos los sentidos y, desde entonces, ni siquiera había vuelto a leer lo escrito ni a pensar en cómo iba a continuar.

Ahora en el constante cambio en el que todos vivimos y que quiero conferir a este blog, pretendo desviar su objetivo de relatar un proceso de edición a relatar un proceso de escritura. No sé cómo me irá, no sé cómo funcionará el asunto pero de cualquier manera, me apetece mucho llevarlo a cabo.

Así que ya he releído lo escrito. Me ha sorprendido la distancia que he tomado del texto, lo que había olvidado de lo escrito y el volumen que había alcanzado. Está claro que lo recordaba de otra manera. Y me ha gustado el contraste, no me he estancado, como dicen muchos que les pasa para hacerse los interesantes, para convertir la tarea de escribir en un mito y una gesta casi imposibles de acometer. No, lo siento, me ha gustado lo que he leído y me ha dado las pistas necesarias para saber por dónde seguir.

Así que nada, sigamos, ¿no?

Privacy Preference Center