El sentido de un final
Julian Barnes
Esta ha sido mi primera aproximación a la obra de Julian Barnes a pesar de que mi interés por él lleva años cociéndose a través de recomendaciones de amigos y reseñas de prescriptores que respeto. La elegí como autorregalo de Sant Jordi por el título. No sabía absolutamente nada de ella (más allá de que ponía en la portada que está galardonada con el Man Booker Prize, que tiene empaque, pero no la elegí por eso), no leí la contra para acabar de decidirme y, ni siquiera, abrí la primera página para leer la primera frase. Algo que hago habitualmente.El sentido de un final. Para alguien que piensa que la vida no tiene un sentido objetivo más que el que le otorgamos cada uno y nos sirve, podéis ver lo atrayente que de inicio puede ser. Si además, lo asocias a algo como "un final", no "el final" sino uno, el tuyo, el combo es irresistible. Adelanto que no me ha decepcionado nada, más bien al contrario. Y ahora os diré por qué.

A destacar
- Memoria
- Intriga
- Personajes
El protagonista de esta historia, Tony Webster, es, a la vez la voz protagonista, nuestro narrador en primera persona, y cuya mirada será el filtro que él mismo tendrá que revisar junto con nosotros, sus lectores. Cuando arranca la novela nos pone en contexto, nos habla de su adolescencia, de su grupo de amigos y, en especial, del nuevo que acogieron cuando tenían unos quince años, Adrian.
Ya en la universidad, nos habla de su primer amor fallido, Verónica, de cómo terminó con ella y de cómo ella acabó con Adrian.
Muchísimos años después, en el presente de este Tony Webster, cuando ya se ha casado y divorciado, tenido una hija a la que apenas ve, jubilado y sintiendo la melancolía de notar la idea, la sensación de haber malgastado, hasta cierto punto, su vida, recibe una sorpresa extraña. La madre de Verónica, esa primera novia fallida, acaba de morir y le ha donado en herencia unas 500 libras y lo que es más interesante, el diario de su amigo Adrian. Me estoy cuidando de desvelar un detalle importante para no haceros un destripe o, si lo preferís, spoiler.
Bien, a partir de este momento, todo lo que sabíamos de Tony y lo que él mismo sabía de sí mismo cambia. El rechazo de Verónica a entregarle el diario de Adrian será el combustible inicial para sumergirse en el pasado.
Me encanta lo que ha hecho Barnes en esta novela. Es admirable cómo consigue mostrar sin explicar, brindar unas reflexiones con una ligereza que no solo encaja perfectamente sino que es lo que las dota del peso y la profundidad que en realidad tienen.
Me recuerda un poco a Graham Greene cuando parece que no explica nada, pero está todo ahí. El descubrimiento de que la memoria no funciona cómo uno cree y que el mundo del pasado y sus coordenadas solo quedan fijadas a través de lo invariable. En este caso, una carta que escribimos hace 30 años y hemos olvidado, porque no nos gusta pensar en lo que en realidad éramos en aquella época, en cómo éramos y que el papel aguanta toda la inquina y la mala baba que las emociones mezquinas pueden conjurar.
Los ecos del pasado explican el presente.
Una de mis mejores lecturas en lo que llevo de año.
Sobre el autor
Julian Patrick Barnes (Leicester; 19 de enero de 1946) es un novelista británico, ganador del Premio Booker 2011 por El sentido de un final.2
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Hola César,
Muy buena reseña, parece una novela interesante. Me llama la atención de que pudiera conectar, la obra, con muchos de nosotros, pues la mayoría tendremos, me imagino, historias antiguas que pudieron haber sido…y no fueron. Yo, al menos, las tengo.
Un abrazo!
Hola, Antonio:
Muchas gracias! Sí, es inevitable que tengamos ¿y si?s en nuestra vida y echemos la vista atrás. De ahí, además que me encante el contraste que ofrece entre lo que recuerda el personaje y lo que fue la realidad.
En fin, muy recomendable.
Un abrazo!
César