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No sé si seguirá teniendo el atractivo o la tirada que tenía cuando yo era pequeño, pero recuerdo las ediciones que hacían del récord Guiness. Cada año publicaban un tocho en tapa dura e ilustrado con los que podían decir que ostentaban uno de estos récords. Y, aunque yo no hacía colección, sí recuerdo tener algún ejemplar. No recuerdo el año.
Sin embargo, sí recuerdo el record guiness a la pregunta y su respuesta más corta. Se trataba de una carta de Víctor Hugo a su editor tras publicar Los miserables. Decía así: «?». Y la respuesta de su editor decía así: «!».
Se me quedó grabado y todavía no sé por qué, ya que en aquella época, la prehistoria de mi historia como lector, no guardaba un especial interés por la literatura y sus cosas. Fue más tarde cuando este récord de brevedad me venía de vez en cuando a la cabeza. Sobre todo después de leer Los miserables y ver lo profuso que es Hugo como escritor y lo extensa que es su novela.
Además, me parece divertido que el editor sea tan «cabrito». Porque si lo de Hugo es completamente entendible y no hace falta más que un signo de interrogación (¿Qué puede querer un escritor de su editor recién publicada su novela más que saber cómo está yendo?), lo de su editor es de cabroncete (anda, dale alguna cifra al menos, que se quede tranquilo el pobre Hugo, calma su impaciencia o húndele en la miseria de pasar desapercibido).

No news good news?
Cuando ya has hecho un envío de tu manuscrito a editoriales y, sobre todo, si es la primera vez, es inevitable que sientas la comezón de la impaciencia y las brasas de la expectativa. Pero como todo en la vida, a fuerza de repetir, ni pica ni quema tanto el estar pendiente de algo.
Yo me he encontrado con diferentes casuísticas de respuestas. Desde el silencio, hasta el rechazo educado, pasando por la contraoferta de que pagues un informe de lectura, hasta la simple información de que tu manuscrito entra en el circuito de valoración.
A continuación os pego algunos ejemplos manteniendo el anonimato claro:
«Buenos días, César:
Le escribo este mensaje para comunicarle que hemos entrado correctamente el manuscrito que nos ha hecho llegar.
«Estimado César,
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Hola César,
Muy buena entrada. ¡Qué curioso ese intercambio de misivas entre Víctor Hugo y su editor! Como curiosidad, viendo un programa ayer al mediodía, en la televisión, decían que cuando Víctor Hugo estaba «de buenas» quería que le llamaran Hugo y, cuando estaba «de malas», Víctor.
Un abrazo.
Hola, Antonio:
Qué bueno, no lo sabía. Pero le pega. Es muy de los románticos del XIX eso de partir su identidad… Mira Jeckyll y Hyde.
Un abrazo!!