Estamos ante un Abercrombie que ha soltado la mano, que ha afianzado su estilo y que ha conseguido depurar los errores que hubiese podido cometer durante la primera trilogía.

De nuevo es una novela coral con multitud de personajes que dotan a la novela de multitud de perspectivas y de capas. Si a eso le sumas la gran capacidad que tiene el autor para profundizar en la psicología de los protagonistas, porque son muchos, de convertirlos en seres literarios autónomos, con sus luces y sus sombras y con tantas capas como un ogro verde de animación, consigues una novela tan caleidoscópica que imita a la realidad de tal manera que crees vivir en una fantasía épica como esta.

Magos, rudos guerreros, políticos taimados, personajes execrables y aprovechados… Todos en una batalla de tres días que ocupa 900 páginas a la que no le sobra ninguna. Todo para hablar de la guerra sin loas y con toda su crudeza. Con sitio para heroicidad en la batalla, para la masacre y para un alegato antibelicista que se ve en lo absurdo que es todo para algunos y lo beneficioso que es para otros. Explotados y explotadores. Carne de cañón y mieles del éxito…

Una maravilla